KFC, UN LEGADO NEFASTO

Black Canvas 2017

Vietnam es un país que ha sufrido diversas etapas violentas en su historia como nación, debido tanto a problemas internos como a invasiones extranjeras, siendo la más recordada por el inconsciente colectivo y el arte cinematográfico la guerra que libró contra los Estados Unidos en tan desiguales condiciones. KFC, del director Lê Bình Giang, nos muestra muchas de las consecuencias actuales de dicho conflicto, que aunque significó la derrota militar de la potencia del norte, también implicó el triunfo de la cultura norteamericana en el país asiático. Las consecuencias de aquel triunfo fueron y son desastrosas para la sociedad vietnamita, algo que Bình Giang expresa con crudeza en un film honesto.

Son múltiples historias las que nos presenta KFC, personajes de diferentes clases sociales, rectos y trabajadores algunos, delincuentes otros, pero todos atravesados por la herencia occidental, representada en uno de los productos icónicos de las ciudades modernas y cosmopolitas, la comida rápida. Lo descarnado del relato es interpretado intensamente por los protagonistas, lo que junto al tono documentalista que algunas veces nos entrega el fotógrafo Vinh Phúc Nguyễn, con cámaras en mano que siguen de cerca a los personajes, presentan un relato veraz. Asimismo, la luz se mantiene en un sucio claroscuro, tal como la conciencia de los individuos que pueblan estas postales de una sociedad sin esperanza.

Es una película fuerte, urgente, que trasciende el país en el cual está hecha para hablarnos de la violencia y pérdida de los valores más esenciales de la humanidad en el mundo globalizado, donde la vida no vale nada y el futuro es visto con un pesimismo crónico. Ya no hay gente normal parece decirnos el director, solo los más ancianos, reliquias de un mundo perdido, ahora todos tienen un lado oscuro en una ciudad sin dios ni ley, donde el materialismo es la regla de vida, la traición, la soledad rodeado de millones. Un film atrayente, que a pesar de lo crudo de sus escenas no podrás dejar de mirar, en ese masoquismo voyerista que invade nuestros sentidos cuando vemos mundos que pensamos lejanos, pero que los podemos encontrar a pasos de nuestra casa.

Pablo Jofré López / Historiador y Audiovisualista